Por David Suárez
domingo, 20 de junio de 2010
La lluvia y el frío fueron los principales protagonistas del vigésimo aniversario de la Quebrantahuesos.
Nada hacía presagiar lo que se nos venía encima. El sol lucía en Sabiñánigo mientras esperábamos la salida de la Quebrantahuesos en el último cajón de la inacabable fila de ciclistas... Bueno, miento, algún presagio sí que había: el viernes por la tarde el responsable de marketing de Orbea, Joseba Arizaga, nos comentó que un lugareño le había advertido de que en el Marie Blanque haría mucho frío. La verdad es que nosotros –y creo que Arizaga tampoco– tomamos demasiado en serio la advertencia de ese lugareño que no llegaremos a conocer y que, lamentablemente, acertó de pleno.
Salida soleada
Como decía, la mañana del sábado en Sabiñánigo (Huesca, España), inicio de la QH 2010 y vigésimo aniversario de la prueba, presentaba un cielo tan raso que decidimos dejar los chubasqueros en el hotel y salir tan sólo con el chaleco paraviento y manguitos. Como se verá más adelante, las consecuencias de aquella decisión –tomada tan a la ligera– serían calamitosas. Lo más destacable de la salida era, como en anteriores ocasiones, la enorme cantidad de participantes. No sé si salieron los 8500 inscritos, lo que sí os puedo decir es que desde el petardazo de inicio hasta que pasamos por la primera alfombra de cronometraje pasó más de un cuarto de hora.
Como siempre, la salida de la QH se hizo rápida, pero quizás no tanto como en otras ediciones. Mis sensaciones fueron que la gente era algo más prudente y los que remontaban posiciones nos pasaban por la izquierda, con cierto orden. De todos modos, las medias de los primeros kilómetros fueron altas. El sol lucía y la temperatura era idónea... camino del Somport decidí abrir completamente la cremallera de mi chaleco... pronto la volvería a cerrar para no volverla a abrir.
La lluvia empezó en el Somport
Todo cambió a la altura de la estación de Canfranc, poco a poco el cielo se fue oscureciendo. Entrábamos en la boca del lobo y una lluvia fina primero y el viento de cara anunciaban lo que nos esperaba. Muchos dieron media vuelta, estaba claro que bajar el Somport era un punto de no retorno y que la lluvia, al otro lado del Pirineo, era persistente... ¡Y lo fue! Nada menos que 110km bajo lluvia tuvimos que recorrer, desde el tramo final del Somport hasta la cima del Portalet. Y con temperaturas que en ocasiones rondaban los 5ºC. Está claro que nunca hay que infravalorar la información de un lugareño.
Nuestra QH se acabó en la bajada del Portalet. Una hipotermia de mi fiel compañero de fatigas nos dejó fuera de juego durante más de media hora en un bar antes de tomar el desvío a la izquierda hacia Hoz de Jaca. Cuando salimos del bar aún tiritábamos y decidimos ir directamente al coche y abandonar. No fuimos los únicos. El viento seco del norte que soplaba en el Portalet convirtió toda el agua que llevábamos en el cuerpo en cubitos de hielo. Muchas manos se quedaron congeladas, inhabilitadas para accionar los cambios y los frenos. Fue el caso de mi compañero, la insensibilidad de las manos le impedía hacer la suficiente fuerza en las manetas de freno como para detenerse.
Muchísimos abandonos
Según la organización, unos 1700 participantes no pasaron por el control del Marie Blanque. Si a esa cifra añadimos los muchos más que vimos retirarse en el Portalet o que no pasarían por Hoz de Jaca a causa del frío, es probable que la cifra de abandonos alcance los 2500. Hasta once autobuses y dos camiones tuvo que poner en marcha la organización para recoger a ciclistas y bicicletas en Francia. Todavía al día siguiente, según nos ha explicado el responsable de la QH, Robeto Iglesias, "estamos buscando algunas bicis porque los participantes no recordaban exactamente dónde las habían dejado". Y es que muchos ciclistas abandonaron en la parte francesa de la marcha y tuvieron que refugiarse en casas de particulares: "Queremos agradecer a los ciudadanos de Francia que trataron con toda amabilidad a cientos de ciclistas, dándoles cobijo y calor", explica Roberto Iglesias, "en la iglesia de uno de los pueblos franceses recogimos a cuarenta participantes".
Afortunadamente, y siempre según los organizadores, a pesar de la lluvia y del frío el número de caídas y la gravedad de las mismas no fueron excesivas. Al parecer al día siguiente, tan sólo un accidentado estaba aún en el hospital de Jaca, aunque sin gravedad. Eso sí, hubo muchísimos ciclistas con síntomas de hipotermia. En algún avituallamiento, donde por cierto sobró mucha comida y bebida, escuchamos cómo reclamaban a la central que les llevaran mantas. El problema es que la logística en una prueba así es muy complicada, porque las vías de acceso para atender a los participantes son las mismas por las que transcurre la marcha. "Esto dificultó muchísimo el que pudiéramos evacuar a los abandonados rápidamente", dice Roberto Iglesas.
Aunque esto no es demasiado importante, al menos para mí, la lluvia también afecto al cronometraje de la prueba y, en los primeros momentos, tuvieron problemas en meta para otorgar los tiempos justamente. Mucho más importante fue la labor de los voluntarios de la QH que, según pudimos comprobar, estuvieron al pie de cañón señalizando las curvas peligrosas (que con el agua que calló eran muchísimas) y aguantando el chaparrón hasta el final... ¡eso sí que tiene mérito!
Quiero acabar esta crónica felicitando a mi amigo Xavier Parra por acabar su primera QH a pesar de todo, y quiero hacer extensivo esa felicitación a todos aquellos que completaron el recorrido en nueve, diez y hasta en doce horas... ¡esos son unos cracks!
Mención súper especial para la gente del bar del Camping Escarra gracias por su amabilidad, cuidados y poleos.
Que día mas bueno nos hizo. Aunque a la marcha fuimos los lisiados de la peña, hicimos acto de presencia que era lo que importaba.
Entre subida y subida el recorrido nos daba tiempo a charlar ver el paisaje y porque no hacernos alguna foto. Pero en las subidas la crónica fue calor + calor y marica el ultimo. ninguno de nosotros conseguir puntuar en las subidas con que lo de la clarificación lo dejaremos para otro año que este lo tomamos de disfrute que para sufrir están otros.
